Había una vez un señor a una nariz pegado, paseaba por el campo y solía subir en bicicleta. Le gustaba coger espárragos que luego limpiaba, pues tenían gusanos, y luego se hacía tortilla de espárragos.
Este señor tenía 3 hijos, uno rubio, uno moreno y otro albino.
A los tres los quería, pues eran hijos de su propia sangre. Su esposa se llamaba María y era toda una señora. Este señor se llamaba Emilio y era solo un ser humano. Sus hijos se llamaban Toni el rubito, Francisco o Paquito el moreno y David el albino.
Era contable y tenía un chalet bonito con una piscina. Dos cuartos de baño, una cocina muy aseada. Un comedor de unos doce metros cuadrados, tres televisores y un ordenador en su comedor.
Tenía un coche Peugeot que era muy potente, valía un millón de pesetas y lo conducía muy bien. Este coche tenía 4 cilindros y un montón de revoluciones, un buen número de caballos, creo que trescientos.
Por E.M.
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