jueves, 28 de agosto de 2014

Mi habitación

Estaba en una convivencia y tenía la suerte de estar en una habitación para mí solo. Con el tiempo, me cambiaron de habitación. 
Por una parte, fui todavía más afortunado por tener un compañero más que positivo: la soledad se esfumó, y cerré esa puerta, la de la reflexión espiritual con la tranquilidad de no ser "importunado" por nadie, 
El cambio de habitación también me permitió arreglar mi armario, quedándome con tres mudas o equipos. A su vez, resaltaré que añadí una ventana mucho más grande, como el doble de la que tenía antes. 
De todas maneras, hay que ver lo que yo apreciaba mi habitación, que tardé un mes en olvidar qué puerta me correspondía, equivocándome cada dos por tres, de la puerta de mi nueva ubicación. La quería mucho. 


Por J.J. 

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